A medida que el mundo se acerca rápidamente a su cronograma de 2030 para cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), es visible que varias naciones, incluidas las economías desarrolladas, se están quedando atrás en la mayoría de las metas de sostenibilidad. El vigor con el que se institucionalizó la Agenda 2030 de la ONU en 2015, reemplazando los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), puede haberse desvanecido debido a varios factores. Para empezar, la policrisis en curso en todo el mundo pinta un panorama sombrío para la próxima década aproximadamente. Los conflictos de origen político están afectando los dominios económico, social y ambiental, lo que lleva a un retroceso en los objetivos alcanzados hasta ahora. Entonces se vuelve esencial pensar en una estrategia más allá de 2030 que sea propicia para el contexto geopolítico actual, aceptable para todos los estados nacionales y, lo más importante, sostenible a largo plazo.
Cooperación Sur-Sur: La génesis
Después de la Segunda Guerra Mundial, particularmente en los decenios de 1960 y 1970, se concretó la descolonización , y casi tres docenas de nuevos Estados en Asia y África alcanzaron autonomía
Fuente: Consejo de Relaciones Exteriores (CFR) Educación
A falta de los medios necesarios para hacer frente a su recién adquirida independencia, estas naciones se vieron enfrentadas a múltiples desafíos en materia de gobernanza, seguridad económica, garantía de derechos políticos, acceso a recursos y servicios básicos, etc. Como era de esperar, los donantes tradicionales (o las antiguas potencias coloniales) buscaron vías para ejercer influencia a través de una variedad de canales económicos, políticos y sociales, siendo la ayuda uno de ellos. El bagaje colonial creó presión, tensiones políticas e interdependencia económica entre ambos. En la década de 2000, el (re)surgimiento de proveedores de desarrollo ejemplifica
El (re)surgimiento de proveedores de desarrollo ejemplificado por los BRICS, particularmente India y China, ha desafiado el enfoque dominante del modelo de ayuda liderado por Occidente.
El futuro de la cooperación Sur-Sur y la India
Se han formulado varias críticas a la Cooperación Sur-Sur, como por ejemplo, que refuerza los legados coloniales y lleva las cosas demasiado lejos sin centrarse realmente en los problemas del mundo real. Los críticos también afirman que esta modalidad de desarrollo está siendo utilizada por las naciones avanzadas para mantener intacta su influencia en el mundo del Sur. Además, la naturaleza heterogénea del Sur Global presenta un conjunto diverso de intereses, prioridades, posiciones políticas y apuestas económicas. Resulta difícil combinarlos y convergerlos en una única lista de tareas pendientes.
Sin embargo, estas críticas pueden realmente impulsar la Cooperación Sur-Sur en los próximos años. Ahora que la comunidad internacional está considerando una hoja de ruta para después de 2030, la Cooperación Sur-Sur puede realmente proporcionar la respuesta. A medida que los países en desarrollo, en particular la India, idean modelos innovadores para contrarrestar los desafíos transnacionales en áreas como la infraestructura pública digital (IPD), la agricultura climáticamente inteligente, la infraestructura resistente a los desastres a través de la Coalición para la Infraestructura Resiliente a los Desastres (CDRI), la energía renovable a través de la Alianza Solar Internacional (ISA), entre otras, estas iniciativas ciertamente han captado la atención internacional.
El factor China es un desafío pertinente. Su proyecto de financiamiento de infraestructuras, la Iniciativa del Cinturón y la Ruta (BRI), no tiene precedentes.
Además, durante la presidencia india del G20, su iniciativa de convocar la Cumbre de la Voz del Sur Global ha sido aclamada por la comunidad global, incluida la Unión Europea (UE) y los Estados Unidos (EE.UU.), como un paso positivo. Ofrecer este tipo de plataforma a los países en desarrollo es algo único, ya que no solo los reúne a todos en un solo espacio, sino que también da lugar a una multiplicidad de ideas e innovaciones. Sin embargo, no se pueden ignorar los desafíos geopolíticos y geoeconómicos. El factor China es un desafío pertinente. Su proyecto de financiación de infraestructuras expansivas, la Iniciativa del Cinturón y la Ruta (BRI), no tiene precedentes. De hecho, estos proyectos han amenazado a las instituciones occidentales, que en gran medida han estado ausentes de la escena mundial de la infraestructura. Sin embargo, sus repercusiones ambientales y sociales están poniendo en peligro la estabilidad y el (des)orden globales.
En este sentido, la India está sin duda preparada y en una posición favorable para impulsar el debate sobre el desarrollo sostenible en el marco de la cooperación Sur-Sur. En esencia, necesita complementar las sinergias existentes entre el Norte y el Sur. Los desafíos persisten y trazar una trayectoria hacia el desarrollo es una tarea ardua. Sin embargo, la India tiene el potencial de actuar como puente entre el Norte y el Sur y posiblemente proponer modelos de desarrollo innovadores y aceptables en un mundo con una agenda posterior a 2030.