Colapso económico y fragmentación política
Para muchos analistas, los cimientos de la crisis actual se encuentran en el desempeño económico de Arce y en las consecuencias políticas que le siguieron. Óscar Mario Tomianovic Parada, politólogo y analista económico boliviano, ofreció una evaluación contundente sobre la gestión del expresidente: "La administración económica de Luis Arce puede resumirse así: un desplome de la actividad económica (-2,4% en el primer semestre de 2025) y una inflación acumulada superior al 20%, situando al país técnicamente en recesión. La brecha cambiaria superó el 150%, mientras que las Reservas Internacionales apenas alcanzan los 75 millones de dólares, en comparación con los más de 13 mil millones registrados entre 2014 y 2015. El déficit fiscal sigue siendo un problema persistente, con más de una década de desequilibrios consecutivos que promedian más del 8% del PIB".
Estas cifras, argumentan los expertos, evidencian no solo el fracaso de las políticas, sino también el agotamiento del modelo económico heredado de la era del MAS. La inflación creciente, la caída de las reservas y los déficits fiscales persistentes erosionaron gradualmente la confianza pública, debilitando la autoridad política de Arce y reduciendo su margen de maniobra.
Más allá del deterioro macroeconómico, Tomianovic Parada destacó las consecuencias políticas del liderazgo de Arce. Señaló que, en última instancia, fue Arce quien desencadenó la fragmentación y caída del MAS, transformándolo de una fuerza dominante en la Asamblea Legislativa en un actor marginal con apenas 2 de 130 representantes y ningún senador: un colapso sin precedentes en la historia política reciente de Bolivia. Esta fragmentación dejó al expresidente cada vez más aislado, tanto dentro de su partido como en el espectro político general.
¿Por qué ahora? Acción judicial y coyuntura política
Si bien las acusaciones contra Arce han circulado durante años, los expertos coinciden en que el momento de su arresto está estrechamente vinculado a cambios en la protección política y los incentivos institucionales. Tomianovic Parada subrayó que las acusaciones en sí mismas no son nuevas ni inesperadas: "Las imputaciones contra Arce son graves, pero ampliamente conocidas por la opinión pública boliviana. La corrupción vinculada al Fondo Indígena sigue siendo un asunto pendiente, y se espera que el nuevo gobierno esclarezca la participación del expresidente". También destacó el contexto legal del caso, señalando que "Arce enfrenta un proceso judicial ordinario, ya que las presuntas irregularidades ocurrieron cuando aún se desempeñaba como Ministro de Economía".
Desde esta perspectiva, la pérdida del cargo presidencial marcó un punto de inflexión decisivo. Sin la inmunidad presidencial ni un aparato partidario cohesionado que lo protegiera, los casos de larga data, que antes parecían intocables políticamente, avanzaron con un renovado impulso.
David Durán Ibáñez, analista político y consultor, puso aún mayor énfasis en el cálculo político detrás de la detención: "Desde una perspectiva política pragmática, esto es un acto de retaliación. Buscan aplicar rápidamente cualquier criterio legal que pueda justificar su detención... Políticamente, esto beneficia a Rodrigo en el contexto actual y le otorga legitimidad". Durán Ibáñez también resaltó el papel central de la opinión pública, observando que "la ciudadanía en gran medida quiere verlo preso; ir contra esa corriente tendría un costo político negativo".
Una crisis institucional que trasciende a un individuo
Varios expertos advirtieron que enfocarse únicamente en Arce conlleva el riesgo de pasar por alto debilidades institucionales más profundas. Camila Patzi Valenzuela, politóloga especializada en opinión pública e instituciones democráticas, describió el arresto como síntoma de una crisis más amplia: "Su administración no logró consolidar la confianza, y esta detención es un reflejo de debilidades institucionales de larga data".
Según Patzi Valenzuela, el caso subraya cómo los fracasos de gobernanza no resueltos se acumulan con el tiempo, emergiendo finalmente en momentos de ruptura política. De cara al futuro, enfatizó que las perspectivas de Arce están limitadas en múltiples frentes: "Judicialmente, el resultado dependerá del avance del caso y de las sanciones que puedan imponerse a medida que progrese la investigación. Políticamente, su capacidad para recuperar el liderazgo dentro del MAS parece significativamente debilitada, haciendo improbable que pueda regresar a un cargo público o dirigir una organización política".
Desde una perspectiva externa, Carlos Salas, analista radicado en México, destacó el carácter simbólico del arresto dentro de un entorno político fracturado: "Porque ha perdido la protección del cargo, el MAS está fracturado y el nuevo gobierno necesita un símbolo rápido de 'lucha contra la corrupción'". Sin embargo, Salas advirtió que el simbolismo tiene una doble cara, alertando que "en un sistema judicial tan politizado, existe el riesgo de que sea percibido simplemente como una 'caza de brujas' del gobierno actual".
¿El fin de una era o el inicio de una justicia selectiva?
Para Lily Peñaranda, politóloga y analista de política exterior boliviana, el arresto marca un punto de quiebre en la narrativa política del país: "El MAS pasa de ser una fuerza hegemónica a convertirse en objeto de revisión y castigo. Esto no es solo un caso judicial, es un mensaje político a toda la esfera 'evista-arcista': la era de la impunidad ha terminado, al menos según la narrativa oficial".
No obstante, Peñaranda también advirtió que el impacto a largo plazo dependerá de qué tan lejos se extienda la rendición de cuentas: "El caso podría abrir una caja de Pandora: si solo se investiga a Arce, se refuerza la percepción de justicia selectiva; si la investigación alcanza a otros niveles del MAS y sus aliados, podría sacudir a gran parte de la élite política". En este sentido, el arresto podría marcar el comienzo de una renovación institucional o, por el contrario, profundizar el cinismo hacia el sistema de justicia.
Conclusión: Una prueba de credibilidad para la democracia boliviana
Si bien la detención no ha desencadenado aún una disrupción económica inmediata ni una parálisis institucional, los expertos coinciden en que ha profundizado la polarización política y puesto al sistema de justicia boliviano bajo un escrutinio sin precedentes. Como enfatizaron consistentemente los analistas consultados por el centro de investigaciones sociales, el resultado no se juzgará únicamente en los tribunales, sino también en la percepción pública y en la memoria política.
En palabras de Lily Peñaranda, este momento señala que "el MAS pasa de ser una fuerza hegemónica a convertirse en objeto de revisión y castigo". Ya sea que esto represente una ruptura genuina con la impunidad o simplemente un cambio en quién controla los mecanismos de la justicia, podría definir en última instancia el próximo capítulo de la trayectoria democrática de Bolivia.