P1. ¿Cómo te definirías?
Deepak se describe simplemente como una persona de origen indio que vive en América Latina. Sin embargo, detrás de esa definición breve hay una identidad con muchas capas. Es profundamente indio en valores y crianza, y al mismo tiempo, ha sido moldeado por años de vida entre comunidades brasileñas.
En lugar de elegir entre identidades, ha aprendido a sentirse cómodo en ambas: representando a la India no con consignas, sino con la práctica diaria, la enseñanza y la conexión personal. Él subraya el carácter universal de los principios espirituales: que la autenticidad al vivir la propia cultura dice más que las palabras.
Su enfoque también ha despertado la curiosidad de las comunidades locales. "Cuando la gente ve la sinceridad en la práctica diaria, naturalmente se acerca a la cultura, haciendo preguntas y explorándola por sí misma", destaca.
P2. ¿Dónde vives y cómo influye este lugar en tu trabajo?
Deepak vive en Curitiba, en el estado de Paraná, Brasil — una ciudad conocida por su apertura a prácticas de bienestar alternativas e influencias multiculturales. Aquí es donde su trabajo ha echado raíces.
Curitiba es más que una residencia; es un centro de diálogo cultural. Las clases de yoga se entrelazan con círculos de meditación, las conversaciones espirituales se extienden a talleres, y la ciudad se convierte en un espacio de aprendizaje compartido. Su espíritu multicultural le permite a Deepak presentar las prácticas indias de un modo que conecta profundamente con los locales, combinando tradición con accesibilidad.
Comenta que el carácter curioso de la ciudad crea el ambiente ideal para explorar la filosofía india más allá de la superficie, para entender sus matices y aplicar sus enseñanzas en la vida cotidiana.
P3. ¿Cuál es tu principal rol en América Latina?
Según el estudio, Deepak trabaja como profesor de yoga y especialista en Ayurveda, con una misión más amplia de difundir el conocimiento del Sanatana Dharma. Pero su rol va más allá de la enseñanza formal.
Él presenta el yoga como un sistema integral, que conecta cuerpo, mente y disciplina espiritual. Además, sigue muy involucrado en las actividades del templo de ISKCON en Brasil, apoyando encuentros espirituales y la continuidad cultural dentro de la diáspora india y entre los devotos brasileños.
Es importante destacar que su trabajo fomenta un puente de comprensión: los estudiantes no solo aprenden posturas o rituales, sino que experimentan la filosofía como una práctica viva. Al hacerlo, Deepak cultiva discretamente una red de embajadores culturales —personas que llevan la sabiduría india a sus propias comunidades.
P4. ¿Qué te motivó a venir a América Latina o a conectar la cultura india con esta región?
Deepak explica que su motivación siempre ha sido difundir el Sanatana Dharma y el yoga. Vivir fuera de la India no lo distanció de su cultura; al contrario, fortaleció su sentido de responsabilidad hacia ella.
En Brasil, encontró personas genuinamente interesadas en entender la filosofía india a un nivel más profundo; no solo como ejercicio o meditación, sino como un estilo de vida. Esta curiosidad, explica, proporcionó un terreno fértil para el diálogo y para demostrar cómo las prácticas espirituales indias pueden entrelazarse con los desafíos de la vida moderna, como el estrés, el desequilibrio y la desconexión social.
P5. ¿Puedes compartir una historia personal sobre tu trayectoria?
Nacido y criado en Amritsar, Punjab, Deepak completó sus estudios en la Universidad Guru Nanak Dev. Su vida dio un giro decisivo en 2010, cuando se mudó a Brasil, un paso que redefiniría su propósito.
Desde entonces, ha trabajado de forma continua con yoga, Ayurveda y educación espiritual, además de involucrarse en el turismo cultural. Cada año organiza viajes llevando grupos desde Brasil a la India, permitiéndoles experimentar templos, espacios sagrados y el ritmo espiritual de la vida cotidiana india.
Para muchos participantes, estos viajes son su primer encuentro real con la India; no como turistas, sino como buscadores. Deepak enfatiza el aspecto transformador: presenciar rituales, interactuar con comunidades espirituales locales y abrazar las tradiciones indias de primera mano permite a los visitantes interiorizar las prácticas y regresar con perspectivas que influyen en su vida diaria.
P6. ¿Cuánto tiempo has vivido y practicado este trabajo en Brasil?
Deepak ha vivido en Brasil alrededor de 15 años, construyendo confianza de manera constante dentro de las comunidades locales. Su trabajo ha crecido de forma orgánica, a través de la conexión personal más que de la promoción.
Los alumnos se convierten en buscadores, los buscadores en viajeros, y los viajeros llevan consigo de regreso algo de la India, ampliando el impacto mucho más allá de su propia presencia. A través de este proceso lento y constante, ha ayudado a crear un efecto expansivo cultural que sigue creciendo, tocando a familias, comunidades locales e incluso instituciones educativas.
Reflexiona: "Vivir y practicar aquí enseña paciencia, empatía y el arte de compartir conocimiento sin expectativas; cualidades que son esenciales para la supervivencia y el florecimiento de cualquier herencia cultural en el extranjero."
Por qué esta historia importa
Como destaca esta investigación social, figuras como Deepak Kumar representan una forma discreta de diplomacia cultural. Sin plataformas formales, trasladan la herencia espiritual de la India a través de las fronteras mediante la práctica vivida.
A través de su trayectoria de 15 años, Deepak demuestra que la fuerza de una cultura no reside solo en sus instituciones o políticas, sino en individuos dedicados que viven sus principios con sinceridad y que crean puentes entre pueblos y continentes a través de la confianza, la educación y las experiencias compartidas.
"Entre continentes y culturas, Deepak Kumar demuestra que el viaje espiritual de la India no termina en sus fronteras; viaja con quienes lo viven."
Su historia es un testimonio del poder perdurable de la cultura, la paciencia y la conexión personal; y un recordatorio de que la comprensión global a menudo no comienza con titulares, sino con valores vividos en silencio.